Fotografía. Un grupo de mujeres. La mayoría son del Colectivo Ex-Presas Políticas.

Porque la memoria tiene género: habrá memorial

Compartimos nota publicada por el Semanario Brecha de Flor de María Meza Tanata y Carmen Aroztegui Massera, docentes de la Unidad Académica del Servicio Central de Extensión y Actividades en el Medio (Sceam).

Cuando yo salga a la vida
mi casa no tendrá puertas.
Abierta siempre a la vida,
al sol y al aire.

Inspirado en «Mi casa y mi corazón», de Marcos Ana

Salir a la vida después de años de encierro no necesariamente implicó sentirse «habilitadas» para contar el horror vivido durante el terrorismo de Estado en Uruguay. En este marco se cometieron graves violaciones a los derechos humanos y crímenes de lesa humanidad. La violencia sexual fue usada como una estrategia del Estado para castigar, humillar y violentar a las mujeres presas políticas, en un doble castigo por su militancia y su condición de mujeres. Lejos de avanzar en investigar, sancionar y reparar estos crímenes, con preocupación nos enteramos de propuestas que implicarían graves retrocesos, como la reinstalación de la amnistía o la prisión domiciliaria para condenados por delitos en el marco del terrorismo de Estado.

Treinta y cuatro años después de haber salido en libertad, en los primeros meses de 2019, un grupo de mujeres ex-presas políticas empezó a reunirse en la sede de Crysol (asociación de ex-presos y ex-presas políticas del Uruguay). Son reuniones en las que se habla de la necesidad de tener un memorial que recuerde a las militantes que fueron encarceladas por buscar una sociedad más igualitaria, con justicia social. Las reuniones son semanales y hay mucho que decir.

Acompañando este proceso, desde sus inicios, integrantes de la Unidad Académica del Servicio Central de Extensión y Actividades en el Medio de la Universidad de la República (Udelar) venimos trabajando con este colectivo en diferentes acciones. El colectivo busca «rescatar la memoria frente a una cultura que cultiva el ejercicio del olvido y la impunidad mediante la construcción de un memorial que recuerde y homenajee a todas las ex-presas políticas del período 1968-1985».1 También plantea la urgencia de visibilizar la impunidad existente respecto a los crímenes de lesa humanidad cometidos contra las mujeres durante el terrorismo de Estado en Uruguay. La piedra fundamental del memorial se inauguró el 3 de octubre de 2019, en un espacio libre, ubicado en las inmediaciones del Palacio Legislativo.

LA RECONSTRUCCIÓN DE LA MEMORIA CON PERSPECTIVA DE GÉNERO

Según la concepción de los represores, las mujeres víctimas de la represión ilegal eran mujeres doblemente transgresoras. Por un lado, cuestionaban los valores sociales y políticos tradicionales, con su participación en la militancia política activa y, por otro, rompían las normas que según el imaginario social rigen la condición femenina: las mujeres como madres o esposas permanecen en el ámbito privado o doméstico, mientras el espacio político o público era un lugar reservado exclusivamente a los hombres. Y cuando una mujer tenía militancia activa en la lucha política o incluso en la lucha armada, más aún, pues había desafiado los roles tradicionales y se convertía entonces en un enemigo doblemente peligroso a controlar: se había atrevido a dedicarse a una actividad tradicionalmente masculina, violenta, de poderío, de coraje, rompiendo el molde tradicional de «lo femenino», la mujer «débil» y «sumisa». De ahí, la creencia de que eran más peligrosas y había que «disciplinarlas».2

La cárcel durante la dictadura impactó en forma diferenciada, tanto para los presos y las presas como para las mujeres que quedaron sosteniendo la vida mediante los múltiples cuidados afuera: desde cuidar a los bebés (niños y niñas de sus hijos e hijas presas) hasta llevar «el paquete» a las cárceles, hacer colas interminables o soportar el maltrato de los y las guardias para poder ingresar a ver a sus seres queridos. Además de los cuidados, un rol de género socialmente asignado a las mujeres, la maternidad fue secuestrada por los represores. Muchas tuvieron que parir, amamantar y cuidar en el adentro, otras perdieron los embarazos como consecuencia de la tortura, lo que evidenció la violencia hacia las mujeres, específicamente en sus derechos reproductivos y en su derecho a vivir libres de violencia.

¿POR QUÉ UN MEMORIA PARA LAS MUJERES EX-PRESAS POLÍTICAS?

Los memoriales son lugares que se construyen como forma de materializar un evento significativo del pasado que la comunidad desea recordar. Poseen, también, un valor simbólico de reparación, ya que dan una sensación de permanencia que combate el temor de los sobrevivientes de que el evento sea olvidado y sus vivencias perdidas para siempre.3

El 27 de junio la Intendencia de Montevideo, con el auspicio de la Junta Departamental, el colectivo Ex-Presas Políticas de Uruguay, Crysol, la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (Udelar), la Sociedad de Arquitectos del Uruguay y la Udelar, convocó a un concurso de propuestas para la construcción del memorial dedicado a las ex-presas políticas.

La propuesta seleccionada para la construcción del memorial de mujeres marca una diferencia con otros memoriales, a través de los cuales se recuerda la prisión de presos políticos y donde el contenido conmemorativo es preponderante. Además de incorporar el «necesario carácter simbólico», promueve la construcción de «un hito que contempla la escala urbana y del entorno del Palacio [Legislativo]».4 De esta forma, genera un lugar de encuentro, un espacio de diálogo entre el colectivo y la comunidad que permita establecer continuidades históricas en las luchas de las mujeres por la vigencia de los derechos humanos.

Este memorial permitirá la reconstrucción de las memorias de «todas quienes estuvieron privadas de su libertad, aunque no hayan sido formalmente condenadas por tribunales militares o no hayan estado recluidas en los penales emblemáticos de dicho momento histórico».5 Será un espacio que permanecerá en el tiempo como documento físico que nos permitirá visualizar el continuum de las violencias, de la deshumanizante vida en las cárceles, de las militancias del ayer y el ahora; en suma, del que podamos aprender de lo vivido para no repetirlo.

*Carmen Aroztegui Massera y Flor de María Meza Tanata son docentes de la Unidad Académica de Extensión y Actividades en el Medio, integrantes de la Cátedra Unesco de Derechos Humanos de la Universidad de la República. Trabajan con el colectivo de ex-presas políticas por el memorial desde 2019.

1. «Las mujeres construimos historia defendiendo la vida. Exposición de motivos de la construcción de un memorial», Ex-Presas Políticas de Uruguay-Crysol, setiembre de 2019.

2. Flor Meza y Nuria Piñol, «Buenas prácticas para avanzar en la investigación y juzgamiento de los crímenes sexuales contra las mujeres durante el terrorismo de Estado en Uruguay: revisando el caso argentino», en Mulheres, gênero e sexualidades na sociedade, volumen II,Universidad Estatal Paulista, 2018.

3. Kenneth Foote, Shadowed Ground: America’s Landscapes of Violence and Tragedy,University of Texas Press, Austin, 1997.

4. Acta del Concurso Público de Anteproyectos para el Memorial en Reconocimiento a las Ex-Presas Políticas de Uruguay, 1968-1985, Intendencia de Montevideo.

5. «Las mujeres construimos historia defendiendo la vida. Exposición de motivos de la construcción de un memorial», Ex-Presas Políticas de Uruguay-Crysol, setiembre de 2019.

Fuente Portal de Brecha, disponible Aquí