En el marco del Día de las y los Mártires Estudiantiles, que se conmemora en Uruguay el 14 de agosto de cada año, el Portal de la Udelar dialogó con el historiador y docente de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Universidad de la República (Udelar), Carlos Demasi y con el estudiante de la Udelar, Andrés Fernández, integrante de la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay (FEUU), acerca de los contextos históricos del movimiento estudiantil y el significado para los estudiantes, de esta fecha.
1968: un contexto histórico de cambios
Demasi señaló que se produjeron dos grandes cambios en 1968, que lo hicieron un momento de quiebre. «Desde el 13 de junio de 1968, cuando se implantan las medidas prontas de seguridad, hasta el 15 de febrero de 1985, cuando se vuelve a instalar el Parlamento, Uruguay vivió siempre en una forma de Estado de excepción vigente», explicó. En este lapso de tiempo en primer lugar el gobierno decretó en 1968 la suspensión de las garantías constitucionales, más adelante, el 27 de junio de 1973, con la disolución de las cámaras se efectivizó el golpe de Estado y el país pasa a ser regido por un gobierno dictatorial que concluyó cuando se implantó nuevamente el régimen de legalidad en 1985.
Otro gran cambio de 1968 fue que a fines de junio de ese año, cuando se estaban desarrollando los consejos de salarios y los empresarios habían aumentado el precio de los productos previendo el inminente incremento de sueldo de los trabajadores, el gobierno adoptó una política económica de congelación de los salarios. Destacó que esto funcionó como una especie de transferencia de dinero de la masa salarial a la ganancia empresarial.
Asimismo ese año se producen una serie de hechos que nunca habían sucedido antes, que fueron la antesala de muchos otros similares en los siguientes años, los asesinatos de tres estudiantes a manos de las fuerzas represoras del gobierno: Líber Arce, Hugo de los Santos y Susana Pintos.
La FEUU en 1968
En lo que se refiere a la composición de la población estudiantil universitaria en 1968, que rondaba las 15.000 personas, Demasi destacó que la mayoría de ellas eran estudiantes provenientes de la clase alta e hijas e hijos de profesionales, las y los estudiantes pertenecientes a sectores obreros eran relativamente pocos. A pesar de su escaso número, quienes estudiaban en la Universidad por la posición geográfica de la institución (a un kilómetro y medio de la Casa de Gobierno y a 15 cuadras del Palacio Legislativo), «tenían una capacidad de impacto muy fuerte, cualquier movida que hicieran tenía mucha resonancia».
En mayo de 1968 la reivindicación por excelencia del movimiento de estudiantes no universitarios era el precio del boleto estudiantil, más tarde la FEUU se incorporó a este reclamo y lo empezó a acompañar. Demasi recordó que en ese momento la organización estaba muy institucionalizada, «era un movimiento estudiantil maduro, con muchos años, la FEUU se fundó en 1929 y sus organismos se mantuvieron durante todo este tiempo», explicó. Añadió que la Federación había quedado en una posición particularmente positiva porque había conquistado recientemente una de sus principales luchas, la aprobación de la Ley Orgánica de la Universidad en 1958, que establecía la autonomía y el cogobierno universitario. Señaló que además, en ese momento era la única organización gremial de estudiantes universitarios, por tanto el cogobierno estudiantil era sinónimo de la FEUU.
Aunque esta posición en el gobierno universitario dejó a la organización estudiantil en un lugar complejo, porque por un lado era una organización muy movilizada pero por otro era parte del gobierno universitario por tanto no podía ponerse en contra de la Universidad, «la FEUU actuó como resonancia de muchos conflictos sociales y amplificó en forma solidaria lo que otros gremios reclamaban». En ese sentido en las movilizaciones de 1958 la FEUU les ofreció a los sindicatos el Paraninfo de la Universidad para que hicieran sus reuniones por lo que las primeras comisiones consultivas pro central única, de los que surge la Convención Nacional de Trabajadores (CNT), se realizaron en este espacio universitario.
En 1968 la FEUU en búsqueda también de reclamos propios, comienza a llevar a cabo las asambleas de clase y las de delegados, que no estaban previstas en la orgánica de la federación pero comienzan a funcionar en forma paralela en aquel momento. De allí surgen las protestas del movimiento estudiantil universitario contra las políticas del Estado de la época, como la congelación de salarios y la suspensión de las garantías constitucionales. Más adelante se le sumaron las movilizaciones de la FEUU contra el allanamiento de cuatro facultades de la Universidad, en defensa de la Ley Orgánica, el cogobierno y la autonomía universitaria y en contra del asesinato de Liber Arce, Susana Pintos y Hugo de los Santos.
El rol de la FEUU frente al golpe de Estado
Demasi subrayó que cuando el gobierno disuelve las cámaras parlamentarias, la FEUU y la Universidad como institución rechazaron el golpe de Estado y destacó que la Udelar fue el único organismo público que tomó esta posición. Durante la Huelga General en respuesta del golpe que llevaron adelante estudiantes y trabajadores, además de sostener la ocupación de las Facultades, la FEUU acompañó también las ocupaciones realizadas por la CNT. Demasi acotó que las dos personas asesinadas por el gobierno golpista en el marco de la Huelga, durante los quince días en los que se extendió esta medida, eran estudiantes.
Después de la dictadura ya estaba instalada en el país, la FEUU realizó una campaña para las elecciones universitarias que se llevaron adelante el 12 de setiembre de 1973, para apoyar los candidatos de cada Facultad que defendían las temáticas que reivindicaban, como el cogobierno, la autonomía y la Ley Orgánica. Estas elecciones fueron el preámbulo de la intervención universitaria porque los candidatos apoyados por la FEUU obtuvieron mayoría en todas las Facultades -en la de Humanidades y Ciencias de la Educación vencieron con un 85% de los votos-. En octubre, cuando luego de un demorado recuento de votos se proclaman las nuevas autoridades, y se anuncia que asumirán sus cargos unos días después, dos días antes de hacerlo explota una bomba en la Facultad de Ingeniería y se decreta la intervención de la Universidad. En noviembre de 1973, cuando el gobierno ilegaliza a los partidos de izquierda, entre ellos incluye a la FEUU.
La FEUU a partir de ese momento siguió actuando en forma clandestina con la Universidad intervenida y con muchas dificultades durante toda la dictadura. La dirección de las facultades estaba a cargo del gobierno dictatorial, los docentes habían sido destituidos y se habían incorporado otros que «no daban ninguna seguridad», señaló Demasi. «Los estudiantes vivían un hostigamiento muy fuerte, si no aprobaban un exámen perdían la calidad de estudiantes, si había un grupo conversando en el corredor enseguida venía alguien que les decía: “tienen que circular” y si no lo hacías te llevaban, para ir al baño había que hacer cola para ingresar de a uno, entrar y salir y cada vez que salía un estudiante el militar entraba a corroborar que no hubiera dejado volantes o escrito en las paredes», añadió.
En otro hito de este período, el plebiscito de 1980, que comenzó a marcar el fin de la dictadura, aunque no en forma organizada porque la FEUU estaba proscrita, los estudiantes también jugaron un papel importante. Tirar volantes en el cine en los minutos finales de una película y salir ágilmente antes de que se encendieran las luces, dejar papelitos con mensajes pegados en los pasamanos de los ómnibus, que los estudiantes traían previamente en la mano con un adhesivo ya colocado, fueron algunas de las acciones que llevaron adelante. Este plebiscito fue impulsado por el gobierno dictatorial para someter a «consulta» una reforma constitucional que afianzaba su régimen. En esa instancia, aún con todos los medios de comunicación al servicio del gobierno golpista y el pueblo trabajando en forma clandestina, la papeleta del No, opositora a la reforma obtuvo mayoría de votos.
En mayo de 1981 el gobierno militar aprobó el Decreto Ley 15.137 de Asociaciones Profesionales (más info: Aquí) que habilitaba a crear asociaciones civiles de trabajadores o empleadores de la actividad privada con fines sociales, culturales o deportivos. Ese marco fue el que encontraron algunos estudiantes universitarios para volver a organizarse y formaron la Asociación Social y Cultural de Estudiantes de la Enseñanza Pública (ASCEEP). Por un tiempo entonces funcionaron en forma paralela la ASCEEP formalmente y la FEUU, en forma clandestina. El 1º de mayo de 1983 la ASCEEP, que aún tenía muy pocos afiliados, envió un saludo por el día de los trabajadores y en setiembre de ese mismo año, organizaron la semana del estudiante. Además de una oportunidad de reencuentro del movimiento estudiantil, esa instancia fue una forma de conmemorar dos hechos trascendentes que se cumplían en octubre: los 10 años de la intervención de la Universidad y los 25 años de la aprobación de la Ley Orgánica.
En esa semana de setiembre se produjo una afiliación masiva de estudiantes a la ASCEEP y el domingo 25 de setiembre de 1983, día en que se hacía el cierre de la semana del estudiante en el Estadio Franzini, hubo una manifestación multitudinaria. «El movimiento estudiantil, como le pasó al movimiento sindical, recupera la memoria», sostuvo Demasi. En esa jornada se lee una proclama (leer Aquí) en la que los estudiantes vuelven a reclamar pero esta vez en forma pública, la autonomía y el cogobierno universitarios y la vigencia de la Ley Orgánica. Además ese día se cumplía un mes del primer «caceroleo» realizado en dictadura, que se llevó a cabo cuando se levantó el ayuno del Servicio Paz y Justicia (Serpaj), por lo que en la actividad de la ASCEEP en el Franzini los estudiantes convocaron a un nuevo «caceroleo» para esa noche a través del canto de la consigna: «atención, atención, esta noche hay apagón».
El significado de la fecha para los estudiantes de hoy
En cuanto a la mirada actual de los estudiantes sobre esta fecha, Andrés Fernández, destacó que este 14 de agosto para la FEUU no significa solo una jornada de memoria y de movilización, sino también el recuerdo de todos los mártires estudiantiles en la fecha de la muerte del primero de ellos, el estudiante Líber Arce. «Es una fecha de unidad de todo el movimiento estudiantil con el campo popular, que siempre nos acompaña, en el marco de la cual no solo vamos a recordar sino también exigir verdad y justicia para nuestros compañeros que siguen desaparecidos y aquellos que fueron asesinados, torturados y exiliados durante la dictadura cívico militar». Este espíritu se refleja en la consigna que eligió la FEUU para este 14 de agosto: «A 50 años de la Huelga General seguimos luchando por la educación del pueblo. Las y los estudiantes no olvidamos».
Asimismo resaltó que es una fecha en la que se cristaliza el trabajo de todo el año, porque no se recuerda solo a los mártires estudiantiles sino también sus luchas, muchas de las cuales entienden que hoy están «arriba de la mesa». Señaló que además en 2023 la fecha se enmarca en los 50 años de la Huelga general que llevaron adelante trabajadores y estudiantes durante 15 días en respuesta inmediata al golpe de estado cívico militar del 27 de junio de 1973, por lo que tiene un significado especial para el movimiento estudiantil. En este sentido la FEUU, durante todo el año, ha estado acompañando, desarrollando o impulsando con diversos actores sociales (académicos, gremiales, sindicales, sociedad organizada), actividades que conmemoran este 50 aniversario.
Fuente Portal Udelar disponible Aquí