El Prorrectorado de Enseñanza renovó sus autoridades con la asunción del doctor Pablo Martinis, quien hasta hace unas semanas se desempeñó como decano de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (FHCE). Martinis es licenciado y magíster en Educación, doctor en Ciencias Sociales y profesor titular del Departamento de Pedagogía, Política y Sociedad de la FHCE.
El nuevo prorrector presentó una serie de lineamientos iniciales para el desempeño de su mandato, que buscarán atender diversos temas emergentes. Entre los aspectos principales, se encuentra el proceso de consolidación de la nueva estructura del Prorrectorado, recientemente aprobada, que impulsó una serie de modificaciones orientadas a atender nuevas demandas. Sobre este punto, Martinis destacó el avance impulsado por su antecesora, Estela Castillo, y expresó su expectativa de que para 2026 se pueda contar con estructuras «actualizadas a los nuevos requerimientos».
Según explicó el prorrector, estas nuevas estructuras implican ajustar el funcionamiento al Estatuto del Personal Docente y la consolidación, dentro del Prorrectorado, de una unidad académica integrada por más de 40 docentes. Esta unidad estará dividida en dos grandes áreas vinculadas a los principales componentes de la educación: la enseñanza y el aprendizaje. Asimismo, recordó que una de las principales novedades de la nueva estructura es la creación de la Comisión Sectorial de Enseñanza y Educación Permanente.
Por otra parte, Martinis señaló una serie de «situaciones de atención urgente» que considera deben resolverse en el corto plazo, como el adecuado desarrollo de las actividades universitarias de enseñanza en los centros penitenciarios, así como la diversificación de los métodos de enseñanza a través de un uso consciente y crítico de diversas tecnologías disponibles para tales efectos.
«La enseñanza en contextos de privación de libertad ha tenido un crecimiento exponencial en cuanto a la cantidad de estudiantes en muy poco tiempo. Pasamos de situaciones muy acotadas y puntuales a tener cientos de estudiantes universitarios privados de libertad. Eso necesariamente requiere tener muy clara la política que se va a desarrollar en este ámbito, las modalidades y las formas de trabajo para una actuación de la Universidad en ese contexto, que no es solamente de Enseñanza», explicó el prorrector, quien destacó la importancia de articular con otros ámbitos, como el Prorrectorado de Extensión y Programas Integrales.
«Para poder desarrollar un programa que sea integral, también en contextos de privación de libertad, debemos articular funciones. Todavía no las tenemos plenamente consolidadas, porque ha sido un crecimiento muy vertiginoso. Sí existen actividades de extensión en los centros de privación de libertad, así como actividades de enseñanza», afirmó.
En lo que respecta al importante incremento de la matrícula registrado en los últimos años, Martinis planteó la necesidad de revisar las modalidades de enseñanza. «Tenemos diversas formas de trabajo que necesitamos evaluar y, a su vez, diseñar integralmente desde el conjunto de los servicios, con una política universitaria. Por supuesto que cada servicio tiene la autonomía para organizar la enseñanza en su ámbito de actuación y los docentes están amparados por el ejercicio de la libertad de cátedra. El tema es cómo podemos generar una reflexión colectiva más sólida sobre estas diversas modalidades, la pertinencia de su aplicación y cómo, en definitiva, colaboran en el desarrollo de una enseñanza más pertinente y ajustada tanto a los principios académicos como a las necesidades de los estudiantes».
Principales lineamientos y acciones propuestas
El nuevo período coincide con la entrada en vigencia del Plan Estratégico de Desarrollo de la Udelar (PLEDUR) 2025-2029, que conlleva una serie de acciones vinculadas a su ejecución. Entre los puntos destacados, Martinis recordó la reciente creación y desarrollo del Programa Integral de Atención al Ingreso, la Permanencia y el Egreso (PIAIPE) de estudiantes en la Udelar. Esto supone el trabajo de equipos articulados con la ANEP, en el marco de un plan piloto que involucra a cuatro liceos.
«Supone un dispositivo de trabajo durante el último año de la enseñanza media para apoyar la transición que va a implicar para esos estudiantes el acceso a la Universidad. Muchos de ellos provienen de familias que aún no han tenido acceso a la educación universitaria», explicó el prorrector, quien señaló que buena parte de este contingente es beneficiaria de modalidades de Asignaciones Familiares.
«Ese programa debería ser la base para una política generalizada de trabajo conjunto dentro del Sistema Nacional de Educación Pública, que incluya a la ANEP y también a la UTEC, orientada a la promoción de la finalización de la enseñanza media y a la democratización del acceso, la permanencia y el egreso en la enseñanza universitaria», sostuvo Martinis. Asimismo, señaló que el programa articula tutorías vinculadas a aspectos relacionados con el acompañamiento social y psicológico, así como con el acceso a la vida universitaria; mientras que, por otra parte, se desarrollan tutorías académicas y de fortalecimiento del conocimiento.
«Una línea que entiendo prioritaria es que, como Universidad, podamos avanzar en una política integrada dentro del Sistema Nacional de Educación Pública que promueva la finalización de la enseñanza media y, sobre todo, la democratización del acceso a la enseñanza superior, ya sea en la Udelar, la UTEC o en los cursos terciarios que ofrece la ANEP en Formación en Educación o en la Dirección de Educación Técnico Profesional. Creo que el Prorrectorado tiene mucho para aportar en ese sentido», afirmó.
Otro de los lineamientos principales se relaciona con la evaluación, revisión y eventual modificación de la Ordenanza de Estudios de Grado, que entró en vigencia hace quince años. «Seguramente necesita ser revisada, evaluada e introducir ajustes», anticipó el prorrector. Un análisis similar se realizará sobre el Programa de Escritura y Evaluación Académica, que fue evaluado durante 2025 y sobre el cual se introducirán algunos ajustes en función de los resultados obtenidos, con el objetivo de potenciar su profundización.
En relación con los proyectos concursables impulsados por la Sectorial, Martinis consideró este instrumento como «muy fecundo para el desarrollo de líneas de trabajo en diversas áreas» y expresó su expectativa de que funcionen como un mecanismo de respaldo a los lineamientos planteados en el PLEDUR. «A nivel del Área de Enseñanza del del Prorrectorado, planteamos este tema en una reunión con la Red de Unidades de Apoyo a la Enseñanza, porque pretendemos que sea una discusión amplia que involucre a los servicios y que nos ayude a afinar mejor estos instrumentos», afirmó.
Finalmente, el prorrector definió como una «preocupación central» la generación de mecanismos que permitan avanzar en la Udelar hacia un programa de formación en educación que articule, a nivel de la enseñanza, las distintas maestrías y el doctorado del área. Además, aspira a fortalecer el trabajo conjunto entre investigadores e investigadoras que, si bien desarrollan estas temáticas en la Universidad, se encuentran dispersos en distintos servicios.
«Deberíamos ser capaces de construir una red que consolide masa crítica y fortalezca un campo académico, porque en la medida en que exista una producción vigorosa y consistente de conocimiento sobre temas de educación y enseñanza, eso también retroalimenta las políticas universitarias y permite abordar de mejor manera los desafíos que tenemos por delante», señaló Martinis.
Si bien consideró que se trata de una «tarea ambiciosa», el docente confía en poder generar espacios de intercambio que congreguen a quienes participan en la producción de conocimiento en el campo académico de la educación, algo para lo cual, en principio, no se requieren recursos adicionales. Asimismo, sostuvo que la Udelar debe «hacer real el concepto de integralidad», que calificó como «tan importante como exigente», y que requiere de articulaciones efectivas.
«Que las distintas funciones universitarias puedan vincularse requiere de un lugar central de los servicios de todo el país, tanto facultades como centros universitarios regionales. Son los ámbitos donde la integralidad realmente tiene que florecer y desarrollarse. Nuestro trabajo como prorrectorado debe necesariamente apoyar el desarrollo de la enseñanza en los servicios», concluyó Martinis.





